Al tiempo que se desarrollaba la Capacha también lo hacían otras culturas importantes de Mesoamérica, como El Opeño, en Michoacán, y la primera fase de Tlatilco, en el valle de México. Su seña de identidad más importante, la cerámica, se extendió por toda la costa del océano Pacífico, entre los estados de Sinaloa, por el norte, y Guerrero, por el sur. También son de suma importancia los entierros que Gordon F. Ekholm descubrió en Guasave, Sinaloa.
La relación cerámica existente entre los tipos rojo zonal y rojo guinda/crema, o las semejanzas entre las estatuillas encontradas en los complejos arqueológicos de Capacha y El Opeño, revelan que existió una relación cultural muy cercana. Así mismo, los restos cerámicos hallados en la zona de Tuxpan - Tamazula - Zapotlán vienen a corroborar esta teoría de acercamiento entre las dos culturas. Como sucede también en otros lugares de Jalisco, donde fueron descubiertas tumbas de tiro semejantes a las de El Opeño con vajillas tipo Capacha en su interior. Las estimaciones sobre estas dos culturas, referentes a que recorrieron un desarrollo cultural de la mano, a la par, se acentúan cuando salen a relucir datos suficientes como para certificar que sus influencias y relaciones culturales tuvieron contactos que se extendieron mucho más allá de sus límites territoriales, como Tlatilco en el centro de México (1.300 y 900 a. C.).
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